Antes del partido con el Real Madrid Jürgen Klopp apelaba a la casta, a los cojones (sic) como forma de neutralizar al rival. Mala premisa mezclar testosterona con fútbol para que el hoy diezmado Borussia Dortmund afrontara un partido de Cuartos de Final de Champions.
Los partidos en el Santiago Bernabeu pueden ser muy largos dice la retórica madridista de la que uno inevitablemente forma parte porque hay sentimientos futbolísticos que nos acompañarán siempre. Toda Copa de Europa recuerda a otras Copas de Europa, noches inolvidables de mística europea en las que se mezclan épocas y futbolistas de otro tiempo, de esos que coleccionábamos en los cromos o de los que supimos por nuestros mayores. En esa primera memoria trenzada y luminosa aparece Juan Gómez Juanito regateando a un contrario o Carlos Alonso Santillana suspendiéndose en el aire para rematar un córner. La infancia que somos, el fútbol que fuimos.
Por una vez Ancelotti puso a los mejores y ponderó la posesión del cuero como argumento, como filosofía que parecía perdida. Ahí apareció Isco Alarcón rescatado del ostracismo al que se le había condenado. Su segundo gol fue una obra mayúscula de precisión, colocación y técnica. Con Isco en el centro del campo el Madrid se pareció más al Madrid que muchos anhelamos. Porque también mejoró Modric y Xavi Alonso que son jugadores determinantes cuyo rendimiento había bajado en los últimos encuentros. Se demostró que el Madrid puede alcanzar el equilibrio que Carlo Ancelotti dice buscar con jugadores más ofensivos y con más posesión de balón que es lo que prometió cuando llegó con el objetivo de desmontar la forma de juego que había impuesto el vilipendiado Mourinho.
Esa fue la lectura más positiva de un partido sin demasiada historia,
porque el Madrid no requirió de grandes cosas para golear a su rival que no es el mismo del año pasado. La apelación de Kopp, que Cela hubiera incluido en su Diccionario secreto, se quedó en nada y ahora sólo le toca aferrarse al milagro alemán en Dortmund y a la leyenda negra que el Real Madrid ha ido construyéndose en ese país. Lewandowski que no es Pelé vela armas y hay quien teme que vuelva a ejercer de bestia negra de una remontada que parece imposible.
Mal haría Ancelotti en no profundizar en la versión que ayer ofreció el Madrid. La estética y la lírica nunca son asunto menor. De eso supo mucho el modélico Barça de Guardiola o aquel Ajax de Rinus Michels en cuya poesía total asienta sus pilares el fútbol moderno que hoy conocemos. He dicho.
porque el Madrid no requirió de grandes cosas para golear a su rival que no es el mismo del año pasado. La apelación de Kopp, que Cela hubiera incluido en su Diccionario secreto, se quedó en nada y ahora sólo le toca aferrarse al milagro alemán en Dortmund y a la leyenda negra que el Real Madrid ha ido construyéndose en ese país. Lewandowski que no es Pelé vela armas y hay quien teme que vuelva a ejercer de bestia negra de una remontada que parece imposible.
Mal haría Ancelotti en no profundizar en la versión que ayer ofreció el Madrid. La estética y la lírica nunca son asunto menor. De eso supo mucho el modélico Barça de Guardiola o aquel Ajax de Rinus Michels en cuya poesía total asienta sus pilares el fútbol moderno que hoy conocemos. He dicho.